Soy una gran amante del chocolate. Me gusta en casi todas sus formas ¡hasta en los guisos salados! pero mi preferido con diferencia es el negro, en onzas. No soy la única, el chocolate tiene una larga historia de viciosillos como yo. Si nos remontamos al principio, arqueólogos americanos nos dicen que han encontrado evidencias de consumo de cacao que datan en c. 1750 a.C. Por aquel entonces hacían una bebida sagrada con la fermentación del cacao similar a la cerveza (puaj).
Resumiendo muy mucho: entonces llegó Colón y al principio ningún europeo quería beberse ese líquido amargo, imbebible y de sucio aspecto. Y pasaron los años y Cortés se trajo el chocolate a la corte y algunas damas empezaron a tomarlo aderezado con pimienta y ahí, error mortal, el cacao pasó a ser un producto de la élite. La fastidiamos completamente y las explotaciones de cacao empezaron a tener importancia, con sus esclavos traídos de África y sus cosas. Pero no fue hasta el siglo XIX cuando se tomó a costumbre de ir a tertulias en cafés y chocolaterías, convirtiendo en manjar el mejunge azteca. En 1875 asomó la cabecita por ahí Henry Nestlé creando lo que es hoy uno de los imperios alimentarios más explotadores del planeta a partir de una gran idea: la leche en polvo. Después poco hay que decir: llegó la guerra mundial y las ventas de productos de lujo como café, el azúcar o el chocolate prácticamente desaparecieron, llevando a la ruina a buena parte de latinoamérica que se había especializado en la exportación.
¿Cuál es el problema ahora? Aparte de Nestlé, al que dedicaré un post entero en otro momento, el problema es la explotación infantil en los cultivos (más info aquí) y el inminente conflicto en Costa de Marfil. La explotación infantil se resume en una triste cifra: se calcula que al menos 300.000 niños de entre 9 y 17 años trabajan en las plantaciones de cacao. Sobre el conflicto de Costa de Marfil copio la información que he recibido vía Avaaz:
Costa Marfil, también llamada "la perla de África Occidental", se encuentra al borde de una guerra civil -- y las compañías chocolateras podrían jugar un papel importante a la hora de prevenir una matanza.
A pesar de que perdió las elecciones nacionales el pasado noviembre, y de la presión que ha ejercido la comunidad internacional, incluso a través de sanciones, Laurent Gbagbo sigue aferrándose al poder. Los ingresos y los impuestos derivados del comercio del cacao -la exportación principal del país- están financiando a su brutal ejército que ya ha asesinado a cientos de seguidores del partido ganador. Si las chocolateras renunciasen públicamente a hacer negocios con Gbagbo, su fuente principal de dinero se agotaría. Así, sin el apoyo del ejército, su poder e influencia se esfumarían, y se vería obligado a dimitir.
La situación puede explotar y llevar a la guerra en cuestión de días. Amantes del chocolate a lo largo y ancho del planeta: inundemos a las marcas populares como Nestlé, M&M/Mars y Hershey's con mensajes, pidiéndoles que suspendan sus negocios con Gbago y se comprometan a trabajar únicamente con el gobierno legítimo. Envía un mensaje directo a las principales compañías y Avaaz irá publicando cuales de ellas cortan sus relaciones comerciales con Gbagbo.
¿Y qué puedo hacer yo?
- Consumir chocolate de Comercio Justo. Hay un montón de marcas y como cada vez hay más demanda hay gran variedad. Los turrones de chocolate con almendras de Intermón son veganos y están buenísimos, además a veces son más baratos que otras marcas de multinacionales.
- Firmar aquí y difundirlo a tus conocidos.
Gracias Erinna, siempre he pensado que elegir bien los productos que compramos es una forma de "votar" mucho más efectiva que la de las urnas.
ResponderEliminarMuy buen artículo, acabo de difundirlo en varias redes "sociales".
ResponderEliminarYo no es que sea un adicto chocolatero, y ya hace tiempo que intento reducir todo lo posible el consumo de productos como el cacao. Pero tras cosas como esa petición de Avaaz creo que me lo tomaré más en serio aún, espero que tanto esa petición como tu artículo sirvan mucho como concienciación :).
¡Saludos!
Muchas gracias por esta información. No solo se vive de comida, también de ética. Yo no consumo chocolate (soy alérgica al cacao), pero haré un mailing con este enlace entre mis amigas.
ResponderEliminarBesos,
Nik.
Hola tocaya, ¡qué gracia nuestra historia el mismo nombre y una abuela que se llama conchita!!
ResponderEliminarAdemás, tengo que decirte que yo me dedico profesionalmente al mundo de la cooperación internacional y la acción humanitaria, así que me parece estupendo este post del chocolate.
Encantada de conocerte y espero poder compartir contigo muuuchas recetas.
Enhorabuena por tu blog, me gusta mucho. Voy a seguirte muy de cerca.
Un fuerte abrazo,